Un hombre se hace detective y se descubre averiado.
Un hombre se hace detective y se descubre averiado.
Llora las calles,
llora los días,
llora la forma en que sopla el viento,
llora todo lo que le permiten sus recuerdos.
¿Qué ha descubierto?
Nada.
No recuerda mucho de lo que ha pasado con él ,
o si alguien lo ha visto.
Ha estado al lado de las chicas como un susurro incómodo.
Su corazón ha caído al suelo y algunas figuras sonrientes
le han dado un puntapié y lo han incrustado en el ángulo de una portería.
Él pensó que eso era amor.
Pero ahora que es detective lo sabe todo,
sabe que todos los pasos recorridos los dio en calidad de fantasma,
sabe que no comprendió la situación,
que sus opiniones eran las de una radio que sonaba,
que su corazón era redondo.
Él también sabe que en algún momento se descompuso
y que fue relegado a un rincón
y allá, escondido,
sirve de tope a una puerta
que de vez en cuando lo lanza lejos cuando el viento la cierra.
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