Un poeta japonés espera un cielo del color de la flor del cerezo.
Ahora que sé que
voy a morir
El mundo se ha
vuelto hermoso
de una manera un
tanto infame.
El aguanieve
gotea por los techos
dejando a su paso
pequeñas estrellas
que enfrían los rayos de sol que bajan
por la montaña.
Durante algún
tiempo he compartido
mis verduras con
los niños,
y un poco de
arroz
y un poco de daikon
han alegrado nuestras
huertas.
Hace más de diez
años
una bestia de
fuego tomó el aliento de Toshio,
(También vendrá
por mí)
y ahora no puedo
más que esperar,
aferrado a este
boleto,
el viaje sideral
que me llevará a su encuentro.
El corazón de
Sakiamuni
me ha mostrado el
camino;
un cielo
rodocrosita
Será mi llamado.
ya no tengo
miedo,
ni de la lluvia,
ni de la nieve,
ni del viento,
ni del calor
veraniego.
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