Órbita
A la deriva de la
noche, triste, por los ríos oscuros.
No debería estarlo,
no debería serlo.
Mi voz se hace
grave y gangosa
y las palabras
más bellas toman filo,
y cortan un par de alas
antes de sacarle
algunas chispas al pavimento.
Sonrío de forma
estruendosa;
esclavo de una
felicidad que nunca recuerdo.
El sol de la
mañana me depara un destino sediento,
siempre un poco más solo,
siempre un poco
más triste.
No debería
estarlo, no debería serlo.
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