Léperis
Como nunca había
sucedido,
en un movimiento inusual
del tiempo,
las flores se
abalanzaron sobre ti
y llenaron tu
cuerpo de colores.
Quise llamarte
jardín,
pero mis palabras
no te hicieron justicia
y guardaste
silencio,
mientras las
mariposas llegaban.
Y los pequeños
seres juntaron sus alas
en un círculo
donde el rojo y el violeta parecían abrazarse;
armonía cromática
y musical
de danza y
jolgorio.
Y el néctar,
el néctar había
llenado todas tus cavidades,
llegando lo
profundo de tu ser.
Una pequeña
sombra en mi pecho.
Quise cerrar muy
fuerte mi mano
y librarte de tu soberbio
destino,
pero mi
corazón se volvió contra mi envidia.
Y entonces vi
como volabas,
más allá de las nubes,
más allá del horizonte.
Y te llamé Cielo,
Pero ya no me
escuchabas,
Aunque estuvieras
miles de veces.
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