Te tomo  suavemente de la mano,
tratando de no perturbar tu
sonrisa.
Has nacido libre, como todas las
pequeñas aves y mariposas
que te enseñaron a danzar la
melodía  del viento.
Te miro como  niño,
no quiero  que mi amor sea la flecha
que te haga regresar a este mundo
de muertos.
Mi corazón se ha hecho diamante
para poder reflejar con múltiples
caras
tu belleza hacia el cielo.
No es suficiente, solo  es el inicio.
Desde el centro de mi pecho
empezará su viaje 
por planetas, sistemas y
galaxias;
mensajero de tu amor  al universo,
Se fragmentará en el espacio,
llevando  tu calidez a cada rincón del cosmos.
Para que él pueda sentirse, 
como la primera vez,  
que cerré mis ojos y solo pude
ver tu rostro.

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