domingo, 25 de septiembre de 2011

Otoño


No quiere mirarla a los ojos,

ni sentir sus labios,

mientras la caída de una gota se eterniza.

No quiere la calidez que emana de su cuerpo,

ni burlar a la luna que la observa,

ni privar al viento de jugar con su cabello.


Y dice: si así ha sido decidido,

si soy eso que trashuma los espacios,

si soy eso que la oscuridad transporta,

si cargo paraísos irisados.


Y ella, ella que carga la sonrisa de las nubes,

los matices de mares recorridos,

las luces que se extinguen a lo lejos.

Ella se acostumbró a no esperar,

y aprendió a danzar ,inciertas alegrías,

la tenue melodía que inquieta al espacio.


Intentan no mirarse,

en su necesaria e ineficaz melancolía

hacen el tonto sonriendo nerviosos.

Silenciosamente aceptan su destino,

(fragmentado)

y conocen el fin tornasolado,

de una sutil colisión de universos.

martes, 26 de abril de 2011

Býblon



Qué ser sospecha los fulgores,

que un mago imagina en una noche,

en que bailan alegres las estrellas.

Un robot recostado en la mañana

con sus brazos extendidos hacia el cielo,

indagando elefantes en las nubes.

El viajero sideral de una galaxia

que curioso examina la belleza,

del planeta en el que habitan los humanos.

O quizá un niño en una tarde de verano,

que es robot, viajero y elefante,

combinando los colores y los seres,

de Universos que transitan por sus dedos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Encuentro



Atraviesa la oscuridad de la galaxia,

anhelando el color irisado de los soles,

que iluminan universos esplendentes

y enamoran a los niños con sus filos.


A qué se deberá su lento trasegar por el espacio,

las lejanas luces prometidas por el tiempo,

la convicción de un corazón ya desolado

por los sueños devorados por el viaje.


Una humilde luz amarilla espera con tibios brazos de madre,

uno más en su dócil corazón, uno más en la pureza de su vientre.

Pero una soledad de princesa lo cautiva;

tan joven, tan bella, tan retraída en sus ropajes azules.


Rodea el firmamento, percibe lo eterno.

Abraza su amada y su cuerpo se enciende;

traje luminoso tejido con lágrimas de soles.

Y sonríe, y se apaga.

lunes, 21 de febrero de 2011

Ichirin no Hana


Muchas veces me pregunto en qué se enreda,

esa brisa hecha niña en la mañana.

Habrá un hombre desvaneciéndose en las nubes

que añoran sus días sin tormentas con nostalgia.

O pensará en los meandros de algún río

que sonríe con su padre una mañana,

de inquietas y atigradas mariposas.


Sólo llega y sentada mira el techo;

estadía ineficaz y necesaria,

no sonríe (o aún no la he visto)

Y aunque afuera el sol entibie con sus rayos,

Creo que espera a que escampe.

Ahí van poetas

  Ahí van poetas que sin pala ni farol renuncian a la furtividad de la noche para atravesar las majestuosas montañas y buscar tonalida...