sábado, 31 de enero de 2015

Las noches oscuras no son para respirar






Las noches oscuras no son para respirar,
el ruido enloquece a las aves nocturnas,
la lluvia  frunce el ceño y se guarda en sus nubes
para no lavar  las  tristezas.

Los sueños se confunden con la ropa sucia
y  los  seres alados se encarcelan entre cortinas y ventanas.
Los monosílabos rasgan las palabras de aliento,
las chicas  raspan sus rodillas en la huida.

La luna se agazapa y las estrellas se esconden tras ella,
los seres nocturnos se hacen uno con sus sombras.
Las madres liman los colmillos de sus hijos,
mientras pasan los dedos por un rosario.

En medio de la ciudad, una hoguera ciega a quien busca su luz,
y los hombres se refugian en su pasado glorioso.
Los chicos se acobardan  y miran hacia otro lado
cuando Euterpe  pasa con su ropa hecha jirones.

Me han dicho que en estos casos se debe volver a lo básico,
al origen.

Trato de llenar mis pulmones de aire,
pero se llenan de una fina ceniza.
Ya lo he dicho,

Las noches oscuras no son para respirar.





miércoles, 28 de enero de 2015

Moan





Mis poemas no son puñales
que cortan una vida en dos.
No son flechas certeras en el corazón de la deidad,
ni cálidos besos en los labios de nadie.
No son llanto,
ni oscuridad absoluta.
No llegan a tristeza.
No son alegría en el corazón.
No iluminan, ni oscurecen.
No generan indiferencia.
No llevan un velo místico que los proteja.
No son patadas en las bolas de nadie,
ni susurros en el oído de una amante.
Y yo por allá escondido detrás de una mata de esas que pican,
Veo como los lees y tuerces la trompa.
Me hago la pelota,
me rasco por todos lados,

Y trato de seguir escribiendo.

sábado, 17 de enero de 2015

Octava línea de los universos


La conocí tambaleante,
una arcada tras otra contra el blanco aséptico;
el movimiento errático del hospital.

Caminamos el otoño  que nos dejaba ir
como si nunca hubiésemos existido,
buscando un lugar desconocido
donde reposar  nuestro olvido.

Y así pasaron los meses y ella decía:
¡Busca cómo vivir! ¡Eres bueno en lo que haces!
Y yo no sabía en qué era bueno, ni qué hacía;
no sabía nada más allá de su sonrisa y
del viento en su vestido.

Le dije que venía de muy lejos,
de un lugar absurdo y tropical.
Le hablé de la multiplicidad de los universos
y  de las pompas de jabón,
y de mi regreso.

Me miró con asombro y apuntó
Lo innecesario de esa complejidad.
Y se fue
y nunca más volví a verla.


Retorné a mi universo.
con algo de rencor,
con algo de desazón,
Ahora estoy en  el mismo sitio;
con una parte de cama y otra de techo.





Ahí van poetas

  Ahí van poetas que sin pala ni farol renuncian a la furtividad de la noche para atravesar las majestuosas montañas y buscar tonalida...