viernes, 28 de diciembre de 2012

Erató







recordé  como reías en una tarde amarilla,

tratando de ignorar

a un sol  risueño que  jugaba a darte colores,

y sacando tu lengua

a un viento clandestino que ondulaba tu vestido.



Sólo sabes de juegos, pensé

y sentí  la tristeza de quien se lleva las manos a los ojos.



Y no ve.



Y caminé mi dolor mientras tú reías

y cargué el peso de lo que sólo existe

en  la cabeza.


Pero tú que eres poesía al viento,

-no una torre de letras brumosas-

tomaste mi mano y la pusiste en tu cintura

y tus ojos brillantes me invitaron

al juego.



Sentí  la fina tela de tu vestido

emanando lo tibio de tu cuerpo,

y entendí

poco,

muy poco,


y me sentí  feliz,



más que el sol,

más que el viento.

martes, 4 de diciembre de 2012

Canción de amor del chico que no fue a la luna.




Soy quien  suspira en la tiniebla,
buscando  un amor  que petrifica;
la melodía en el sueño de Endimión,
el viaje desenfrenado de Orlando.


Noche tras noche espero su llegada,
mientras Las nubes se arremolinan y esconden
la hoz afilada que anhelo.


Durante el día  cierro mis ojos  e imagino
la redondez de su cuerpo,
la dulce  frialdad de azogue,
la calidez de un amor despiadado.


Soy quien  suspira en la tiniebla,
buscando  un cariño  afilado.
Soy quien  suspira en la tiniebla,
esperando entibiar hielo con  sangre.



martes, 27 de noviembre de 2012

Ella




No puede evitar las lágrimas,
fue algo efímero,
pero ha mellado su alma.
Todo en ella es luz, pero algo ha perdido.

Los botones de su  vestido rojo juegan al viento,
son grandes y fuertes, ella suele  escapar.

Su peso cae sobre la hierba, ya es de noche,
dos lunas anaranjadas  la acompañan.

Su pena es pequeña pero yace en el fondo,
Siente algo incómodo en el pecho,
como  si hubiese nacido muchas veces,
como si  la acompañara en cada vida.

El mar está lleno, 
aún así  las estrellas  le sonríen,
han decidido acompañarla en su viaje,
también eso es el amor, susurran mientras juegan.

El olvido ha danzado  con ella,
la ha abrazado con cariño.

Se levanta en otra tierra,
ha llorado toda la noche,
cielo azul con nubes blancas.
mira su imagen en el espejo,
está desnuda,
mira los lunares de su cuerpo,
del más pequeño al más grande,
juega  a que son estrellas de galaxias distantes.

No entiende mucho lo que pasa,
pero sonríe,
y su sonrisa,
es la alegría de una noche estrellada.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Ella viene del mar






No entiende por qué el mundo habla de más,
ni por qué el fuego emana de sus labios,
eso la asusta,
ella viene del mar.


Le gustaría estar bajo el agua y no escuchar,
pero se asoma en tiempos de tormenta,
y  es fuerte,
aunque no quiera.

Confundida.

Se pierde  en mundos submarinos,
añorando ciudades hundidas bajo el agua,
sus ojos se iluminan y  se apagan
y es fuerte,
como el destino de una flecha.


Quisiera que su cuerpo fuese un rio,
donde beban  mariposas y  aves melancólicas,
que jueguen con su silencio y su sonrisa,
un poco luminoso, un poco oscuro.


Y yo sólo la veo y me pregunto
¿Cuán rápido se debe correr para llegar tan tarde?
¿Cuánto se debe gritar para emular al silencio?
Y aunque no hallo la respuesta,
pienso en  una luna caprichosa,
mezcla de  liebre y de  lluvia,
jugando y sonriendo con el agua,
trayéndola un poco hacía acá,
llevándola un poco hacía allá.

Sonrío.

Así es ella,
ella viene del mar.






Ahí van poetas

  Ahí van poetas que sin pala ni farol renuncian a la furtividad de la noche para atravesar las majestuosas montañas y buscar tonalida...