Minusvalía
Los idiotas no tienen historias que contar
Las mujeres se resbalan entre sus manos de limaza
Huyendo de cualquier manera
De la sordina incómoda que los frustra.
A través de sus ojos silenciosos transitan mundos imposibles,
Historias que no son capaces de narrar.
Sus labios se pegan cuando quieren decir algo
Y terminan siendo animales de ruidos misteriosos
No hay nada malo en ellos, esa es su naturaleza.
La derrota que se cierne en su camino
Los acaricia de cuando en vez
Y les hace rozar la cara con el barro.
A veces el mundo les sonríe
Y pueden encontrar en su senda
Las huellas frescas de lo que buscan
Y lo persiguen, y se alegran y lo encuentran.
Pero al final hay algo atravesado en la garganta.
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