martes, 3 de marzo de 2015

Órbita





A la deriva de la noche, triste, por los ríos oscuros.
No debería estarlo, no debería serlo.
Mi voz se hace grave y gangosa
y las palabras más bellas toman filo,
y cortan  un par de alas
antes de sacarle algunas chispas al pavimento.
Sonrío de forma estruendosa;
esclavo de una felicidad que nunca recuerdo.
El sol de la mañana me depara un destino sediento,
 siempre un poco más solo,
siempre un poco más triste.

No debería estarlo, no debería serlo.

Ahí van poetas

  Ahí van poetas que sin pala ni farol renuncian a la furtividad de la noche para atravesar las majestuosas montañas y buscar tonalida...