Prepara el corazón para las
flechas.
Ya has conocido la dulzura de la
hierba
y los colores
que los dioses han derramado sobre el mundo.
Bebiste la transparencia del río
y la lluvia dio frescura a tu pelaje.
Aprendiste a sonreír a las caricias del viento
y un tibio cuerpo te alegró en
las noches frías.
El fragor de la batalla no te amedrentó;
embestiste al mundo entero con
tus astas.
Chasquea tus cascos,
descansa sobre tus patas.
Puedes por fin calmar
tus ojos inquietos
y mirar tranquilo al cielo.
Ya has conocido la dulzura de la
hierba,
y los colores
que los dioses han derramado sobre el mundo;
escucha el sonido de tu pecho
y prepara el corazón para las
flechas.