domingo, 25 de septiembre de 2011

Otoño


No quiere mirarla a los ojos,

ni sentir sus labios,

mientras la caída de una gota se eterniza.

No quiere la calidez que emana de su cuerpo,

ni burlar a la luna que la observa,

ni privar al viento de jugar con su cabello.


Y dice: si así ha sido decidido,

si soy eso que trashuma los espacios,

si soy eso que la oscuridad transporta,

si cargo paraísos irisados.


Y ella, ella que carga la sonrisa de las nubes,

los matices de mares recorridos,

las luces que se extinguen a lo lejos.

Ella se acostumbró a no esperar,

y aprendió a danzar ,inciertas alegrías,

la tenue melodía que inquieta al espacio.


Intentan no mirarse,

en su necesaria e ineficaz melancolía

hacen el tonto sonriendo nerviosos.

Silenciosamente aceptan su destino,

(fragmentado)

y conocen el fin tornasolado,

de una sutil colisión de universos.

Ahí van poetas

  Ahí van poetas que sin pala ni farol renuncian a la furtividad de la noche para atravesar las majestuosas montañas y buscar tonalida...