Tengo ganas de llorar, pero no puedo.
Cuando era niño a mi
casa no la destruyeron las bombas,
ni mis padres perecieron
en una guerra abyecta.
En mi juventud no cambié
mi trabajo por comida agusanada,
ni combatí en una guerra que no me correspondía.
Tampoco fui el mártir
de una guerra justa,
ni mis hijos crecieron sin un padre.
Ascendí con la luz de la tarde en la espalda,
con el reflejo colorido de las flores,
con el camino secreto de los pájaros.
Tras de mí gotea un mundo:
Dulce,
Tornasolado;
Sin nubes.
Debo sostenerlo.
Pero siento que me pudro
Y tengo ganas de llorar, pero no puedo.
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