Reflexión


Sé del Águila que me pierde en lo alto,

la alegre cabeza presume universos.

También del León que respira mi pecho,

prometiendo el sonido estridente del trueno.

Apacible en mi abdomen descansa mi Vaca,

que mastica y cuenta sin justa medida.

Pero miro al cielo y me aferro a la hierba,

disfruto mi día y espero su vuelta,

mirando a los lados reconozco el campo,

tendido en el suelo me miro hacia afuera.

El sol ilumina, dibuja en las sombras

el sutil camino del dolor alegre,

lo abrazo, lo animo, me sigue hasta el fondo,

la felicidad me observa; me toca con un palo.

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