
La veo en la tarde vestida de negro,
con la sonrisa oculta en el gris de sus cielos,
no piensa en la normalidad de una vida,
pero su día a día,
de lineas rectas y confusas,
abruma sus ojos,
la he visto;
Esperando palabras secretas.
Escondida en sus juegos;
presume su frío,
sus pupilas;
delatan dulzura detras de sus muros.
No necesito tomarla,
me gusta a lo lejos.
Cerca disfruto su fuego,
que más que entibiar quema.
Pero así, así debe ser.